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sábado, 21 de marzo de 2009

RAMIRO "CHOCOLATÍN" CASTILLO

Ramiro Castillo, fué el mejor jugador de La Paz de todos los tiempos. Su trayectoria es conocida por la mayor parte del mundo futbolístico. Nacido y formado en Coripata (Norte de La Paz), zona en la que se encuentra la mayor cantidad de afrobolivianos, llegó al fútbol grande de La Paz y lo hizo para jugar en el club que ha sabido tener, entre sus características, la de haber contado con jugadores negros en sus equipos, la mayoría de ellos habiendo dejado recuerdos indelebles. Llegó Ramiro, y pronto fué "Chocolatín", apodo puesto por "Toto" Arévalo, y fué Campeón en la temporada de 1986; su aparición fué tan fulgurante que inmediatamente emigró para jugar en Instituto de Córdoba (Argentina) y comenzó a integrar la selección boliviana en el preolimpico '87 disputado en La Paz, donde terminó de demostrar su categoría internacional. En Instituto hizo una buena campaña, considerando que es un equipo modesto que aspiraba a mantener la categoría. En 1988-89 se incorpora a Argentinos Juniors, club que por entonces gozaba de mucho prestigio, pese a no ser uno de los grandes, debido a que había ganado la Copa Libertadores de 1985, y armaba equipos competitivos. Compartió plantel con jugadores tan reconocifdos como Fernando Redondo, Antonio Vidal Gonzales, Fernando Cáceres, Oscar Derticia y Silvio Rudman. Llegó en esa temporada a pelear la punta con el Boca de Pastoriza, que finalmente se cayó, al igual que lo hizo Argentinos Juniors, en un torneo inédito que no volvió a repetirse: la modalidad de asignar 3 puntos por victoria y de, en caso de empate, definir un punto extra para quien se impusiera por penales, hizo que ese torneo se caracterice por dejar muchas jornadas con héroes circunstanciales, la mayoría arqueros.


Otra vez la gran campaña lo llevó a un equipo mas grande, River Plate lo contrató para la temporada 1990-91, en la que Ramiro integró el equipo de Passarella que jugaba la Copa Libertadores '91 enfrentando a equipos bolivianos (Oriente y Bolivar), donde River sería eliminado en primera fase, luego de ver como en un partido sospechado e insólito, Boca empataba con Oriente Petrolero en la Bombonera sin haber rematado al arco en todo el partido. En la segunda mitad de 1991, regresó a Bolivia por un breve tiempo para jugar en The Strongest, dejando el recuerdo de un clásico ganado con gol suyo. El año siguiente regresó a la Argentina, esta vez para jugar en Rosario Central, donde nuevamente tiene muy buenos partidos, pero no su equipo no logra consolidarse en la tabla de posiciones. Continúa su trayectoria en Argentina, esta vez en Platense, donde juega la temporada 1993-94, tiene partidos destacados y le alcanza para el nivel de un Platense acostumbrado a pelear el descenso. Su periplo continúa, esta vez recala en Viña del Mar, Chile, para jugar en el Everton en 1995; por esas fechas ya se pudo ver a un Ramiro Castillo distinto, solía aparecer en entrevistas utilizando un lenguaje reflexivo y a veces polémico, sus lentes de lectura tampoco pasaban inadvertidos.
Antes de continuar con su trayectoria en clubes, no se puede dejar de mencionar su participación en la selección boliviana que jugó el Mundial de 1994. Cuando Azkargorta inició el ciclo rumbo al Mundial, Ramiro tuvo desaveniencias con el modo de trabajar del vasco y casi no participó de las eliminatorias. No era titular de la selección y apenas jugó un partido, contra España, en USA '94. La relación con Azkargorta terminó siendo fraternal, y, según el propio vasco, Ramiro se encontraba en una etapa de descubrimientos culturales.

En 1996, Ramiro Castillo regresó a The Strongest, y a Bolivia para convertirse en el jugador del año (Premio Mayor del periódico El Deber, 1996). Con él, el "Tigre" amenazaba con arrasar en el campeonato local, su sola presencia le infundía al equipo un salto de calidad como hace años no experimentaba, era la "estrella" del equipo; además convirtió goles en clásicos y eclipsó a los mundialistas que abundaban en el rival Bolivar. No pudo conseguir títulos, The Strongest perdió la final del primer torneo, con el Real Santa Cruz de Milton Melgar y Alvaro Peña, y tampoco le alcanzó para ganar el hexagonal del segundo campeonato. Su importamcia trascendió hasta la selección, era titular indiscutido y sobre él giraba todo el fútbol de la selección dirigida por Antonio López; posteriormente llegó la Copa América de 1997, donde fué clave para llegar a la final, pero se vió superado para enfrentar la muerte de su hijo, sucedida a tiempo de disputarse la final contra el Brasil, de Ronaldo y Romario, en La Paz.
El '97 fué su año trágico: aceptó la oferta de Bolivar y firmó para el rival de la camiseta que tantas veces vistió, la de The Strongest, donde era considerado un ídolo. Tuvo una buena campaña hasta los hechos que ya se relataron, el fallecimiento de su hijo durante la Copa América.
En octubre, se suicidó ahorcándose con una corbata y puso fín a su vida; la maldición del Tigre, dicen.

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