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viernes, 20 de marzo de 2009

THE STRONGEST 1999

Como todos los stronguistas sabemos, ese equipo que perdió la final del título de 1999, después de haber ganado el Clausura con un dramatismo desde entonces no repetido (excepto, la definición del Clausura 04), fué de los últimos exponentes contemporaneos de la popular "garra del Tigre" victoriosa, tuvo muchos condimentos que lo hacen uno de los inolvidables de la historia, pese a no haber sumado como título en las estadísticas.
Ese año, 1999, comenzó como era costumbre por entonces en The Strongest, con el recuerdo de la magra campaña del año anterior, la espectativa de que llegaran jugadores importantes además de un nuevo cuerpo técnico (qué novedad) capaz de encaminarlo al título. Además teníamos el retorno de Jorge Sfeir como presidente, polémico y recordado por haber presidido al campeón del '93 y haber denominado anticipadamente "tractor amarillo" al discreto equipo del '94, también popularizó el apelativo de "gallinas" a Bolivar calentando las previas a los clasicos coperos de 1994, con resultados totalmente olvidables.

Para no ser menos, el '99 Sfeir, a tiempo de presentar a la dupla técnica: el "Tano" Fontana y el "Gitano" Farías, lo hacía con una rima que tampoco nos traería buenos recuerdos: "Con el Tano y el Gitano el Tigre a la Copa de la mano", decía. Finalizado el torneo Apertura no solo esa aspiración estaba lejos de concretarse, sino que el Tigre estaba con promedio de descenso. Como el torneo Clausura comenzó igual de mal, parecía que clasificar al hexagonal era una utopía y mantener el decoro de no ser un equipo "descendido", era la prioridad; entonces llegó, sorpresivamente pero sin mucha pompa, el "Matador" del '78 Mario Alberto Kempes, con antecedentes difusos como entrenador (dirigió en Austria, Albania, etc) pero con esa "aura" de campeón del mundo que, esperábamos, alcanzara para sacarnos de la pesadilla.
Armó el equipo de a poco, se fué arriesgando con jóvenes como el chaqueño Ronald Gutierrez de lateral derecho, Herman Soliz de central, el interminente y explosivo Danny Callau; lo mandó a Cohelo como media punta por izquierda, junto con Alvaro Peña y Vidal Gonzales formaron una delantera mañosa y temible.
Remontó partidos imposibles, con coraje y, claro, fútbol. Cada vez que entraba el Danny Callau se sabía que dábamos vuelta el resultado, era casi normal empezar perdiendo los partidos, también era una insana costumbre ganarlos sobre o después de la hora. Así hasta llegar a ganar el torneo Clausura, cuando todavía no se consideraba un título, sino simplemente se accedía a jugar la finalísima con el ganador del Apertura. Pero antes, nos dimos el gustazo de ganar "El Clásico del Siglo", el último de los 1900, con un gol de penal anotado por Vidal Gonzales, que nos dejaba a puertas de ganar el clausura y a la vez eliminaba a los nuestros terceros clásicos rivales de la historia, a quienes ya nos empezábamos a acostumbrar en ganarles cada vez mas seguido. Ese partido fué el primero que recuerde haberse ganado con la hinchada, haber sostenido el resultado a gritos que parecían encontrar respuesta en la cancha por los jugadores; además la curva Sur comenzaba a reclamar exclusividad atigrada para con el público.
Fué el equipo de los "borrachos", y esa característica (secreto a voces) del plantel, los dejó sin fuerzas para las dolorosas finales contra Blooming, no se puede dejar de pensar que ese esfuerzo, el apoyo de la hinchada, no merecía dilapidarse por juergas irresponsables. Los "muchachos" no eran "Garrincha" para permitirse esos lujos. Así y todo ese equipo emocionó y empezó a poner los puntos sobre las "ies" en cuanto al sitial que tiene el Tigre en el fútbol boliviano.

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